Medieval

viernes, 21 de diciembre de 2012

Después de todo

Este noviembre fui a Estados Unidos para la boda de mi prima. Y me pidió que escribiera un poema de amor y lo leyera. Y lo hice. No sé cómo, pero sucedió. Algún día lo corregiré y le daré un final más afilado, pero ahora mismo estoy en ese punto en el que no sabría cómo puede acabar una historia así. No tengo ni idea, la verdad.

Si te quedas un segundo,
déjate acunar por la cuerda floja.
Las sombras no son
sino para dormir a tientas.
Vivir no es más
ni menos
que morir un segundo y ocho horas.

Eres todo piel llana de meseta,
perfil fantasma, contorno de espejismo,
todo hambre que amanece
tras el horizonte de tu pecho.
Quiero desdibujarte
con los dedos
donde tú y yo no somos lo mismo.

Tengo un cuerpo de zarzas
que nace de tu alma de nudos,
una sombra en la boca
que sueña en ti un monstruo.
Cadenas de mordiscos
y saliva
que sueñan la destrucción de un mundo.

Sueñan escapar del todo.
Temen. Anudar y desnudar.
Tejer mil hilos de araña
por dentro de tu carne.

Tiembla. Acaricia el mundo roto,
aferrado a tu regazo entre sábanas de aire.
Peso de puño y de manzana,
peso en el fondo de ser quienes somos.
Tu inmensidad me respira.
Y yo solo puedo
romper el viento con alas de cobarde.

That's all, folks!

No hay comentarios:

Publicar un comentario